viernes, 7 de enero de 2011

agua.


horas de evolución han de ser descubiertas,
el tiempo ha llegado, de someter al cuerpo a convertirse en una rutina casi permanente
donde los ojos llenos de humo reflejan sonrisas dibujadas para luego llegar a casa y morir un rato.
a estar todavía en esta inmemorable compañía, saliendo de ventanas rotas
evocada por la tierra en ciudades dispersas, inmutable pero con una realidad algo distorsionada
las caricias ajenas, por ahora han de ser pausadas, es hora del amor propio
esa música que hace volar y una vez mas ser esa alada mujer brillante que permanece en silencio pero no porque no tenga nada que decir,
y las piedras?
anónimas, como tu nombre.

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